Corredor mediterraneo

El 19 de octubre de 2011 pasará a la historia como uno de los más importantes de la historia reciente de la Comunitat Valenciana. Es el día en que por fin, tras muchos esfuerzos y desvelos, la Comisión Europea declaró prioritario el eje mediterráneo para el transporte de mercancías.  Salvando las distancias en el tiempo y en el espacio, el Corredor Mediterráneo podría compararse con la histórica Ruta de la Seda: a buen seguro dejará riqueza en los lugares que está previsto que recorra. El Colegio de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana puede recordar ahora con orgullo que fue uno de los primeros organismos en formular la apuesta por el corredor: en verano de 2005 decidió convertirse en patrono del foro FERRMED, un lobby que ha conseguido articular la demanda colectiva -convertida en clamor durante los últimos meses- para que esta oportunidad histórica no pasase de largo. Ha sido un éxito colectivo. De nuevo ha quedado demostrado que si los actores políticos, sociales y económicos remamos en la misma dirección con fuerza, es difícil que se escape un objetivo. Máxime si lo que se persigue está respaldado con argumentos sólidos, basados en informes hechos sobre el terreno, en los que han participado muchas personas y que han contemplado todas las variables. Una lección que nos ha de servir para afrontar nuevos retos y que ayuda a vertebrar todo el arco mediterráneo español, cuya espina dorsal se verá reforzada a través de la conexión del ferrocarril con sus puertos, cuya importancia, si ya es alta, será creciente a partir de la entrada en funcionamiento -prevista para 2020- de la nueva infraestructura. El anuncio trae la esperanza de un futuro mejor para la economía valenciana, que tan necesitada de buenas noticias está últimamente. Y dará respuesta a las exigencias de un mundo globalizado: permitirá que hortalizas recolectadas una mañana en Almería estén a la venta el día siguiente en el mercado central de Hamburgo, o enviar vehículos fabricados por Ford al norte de Europa con costes mucho más bajos y plazos de entrega más cortos. El Corredor Mediterráneo conectará el norte de África con el norte de Europa mediante trenes de más de un kilómetro, con las ventajas logísticas que ello otorga. No hay que olvidar la vertiente medioambiental de esta decisión: el transporte por ferrocarril evitará muchos recorridos por carretera, lo que reducirá en buena medida las emisiones de gases de efectos invernadero a la atmósfera. En el estudio de FERRMED también se ha medido el impacto que tendrá el corredor en el medio ambiente. Será positivo y evitará emitir un millón de toneladas de CO2 cada año, lo que sin duda contribuirá a que la Unión Europea se acerque a los objetivos de reducción de emisiones previstos para 2020. Pero no podemos caer en el error de pensar que con esta decisión ya está todo hecho: muy al contrario, el anuncio de ayer es un punto de partida, un marco legal. A partir de ahora hay que seguir vigilantes para que las inversiones necesarias no se retrasen, máxime en un contexto de crisis donde todo escasea; construir centros logísticos que permitan aprovechar la infraestructura al máximo; traer ramales desde los puntos estratégicos de la península Ibérica; y sobre todo, aprovechar el impulso para construir el espacio único ferroviario europeo. Este espacio es en cierto modo comparable al euro: se trata de que los 27 adapten estándares comunes para que el transporte de mercancías, al igual que la moneda, no encuentre barreras en todo el espacio europeo. Así se facilitará enormemente la libre circulación de mercancías, tal como se ha hecho ya con las personas y los capitales. Para conseguir este objetivo existen los estándares Ferrmed, cuyo objetivo es unificar las características de las líneas de transporte de mercancías en toda Europa, así como de los convoyes que las recorrerán. Hay que agradecer a la Comisión Europea que finalmente se haya inclinado por este corredor frente a otros trazados alternativos que también optaban, legítimamente, a obtener prioridad en la construcción de la nueva red de mercancías europea. Pero esta elección no se ha debido a los caprichos de nadie. Desde el punto de vista socioeconómico, los informes elaborados por Ferrmed han dejado bien claro el mayor impacto económico, por PIB y por población, del trazado mediterráneo. Y desde el punto de vista técnico, la orografía de la costa es mucho más suave que la de otros trazados alternativos, que hubieran obligado a excavar interminables túneles y a superar pendientes muy pronunciadas. Esos corredores hubieran exigido más tiempo, más medios técnicos y mayor inversión que el mediterráneo. Y la conexión de los trenes de mercancías españoles con el resto de Europa no puede esperar. Va en ello el futuro de nuestra economía.


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